Conocida como la "Libertadora del Libertador", mucho se ha hablado de su relación amorosa con el libertador Simón de Bolívar, pero lo cierto es que Manuelita Sáenz, por sí sola, se ganó a pulso un lugar propio en la historia de la independencia hispanoamericana.
Nacida en la ciudad de Quito en 1797, fruto de los amores clandestinos del español Simón Sáenz y la quiteña María Joaquina Aispuru, quedó huérfana de madre, siendo muy joven, hecho que moldeó su carácter. Desde muy temprada edad fue testigo de las luchas criolllas contra el yugo español, lo que promovió en ella un pronfundo amor por la lucha empancipadora.
Su carácter indómito y rebelde la llevó entre otras cosas a huir del convento en que fue internada a los 17 años de la mano de un militar del que se enamoró, aunque la relación no prosperó y al poco tiempo, Manuela contrajo matrimonio en Lima, con el médico inglés James Thorne, con quién tampoco mantuvo una relación muy próspera, ya que les separaba, sobre todo, la dedicación y profundo amor a la causa independentista, que Thorne no compartía.
Viviendo en Lima, se involucró en actividades políticas, en tertulias revolucionarias y participó plenamente en el proceso de la independencia de Perú, en 1821. Tanto es así que se le concedió el título de caballería de la Orden del Sol.
Fue un año después cuando conoció al libertador Simón Bolívar en un viaje al Ecuador, con quién comparte su patriotismo y su amor a la libertad. A partir de ese momento se convierte en compañera y amante de Bolivar y abandona a su esposo James Thorne.
Manuela participó activiamente en las campañas del ejército libertador, y gracias a su valentía, su inteligencia y su intensa dedicación a la causa, consiguió ejercer una gran influencia política, fue conocida por sus labores de inteligencia y espionaje y sus heróicas gestas, que llegaron incluso a salvar la vida del libertador en varias ocaciones.
Repudiada por unos, adorada por otros, acompanó al libertador en todas sus luchas, y tras su muerte continuó con su incansable labor patriótica. Sin embargo, después de ser desterrada, acabó su vida exiliada, pobre y olvidada en el puerto Paita del Perú, en 1856.
Manuelita Sáenz, hace parte de nuestra historia pasada y presente y merece un lugar significativo en nuestro recuerdo, militante revolucionaria combativa, fue líder de la independencia de Colombia y de toda América Latina, fue además una precursora de la emancipación de la mujer y luchó desde los ideales femninistas contra las injusticias del colonialismo, por la libertad y la dignidad.
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